lunes, 24 de marzo de 2014

Baraja los naipes la mano de Dios



Por Mario Alarcón Muñiz / Comienzan a moverse las candidaturas en Entre Ríos. El oficialismo presenta la mayor cantidad de aspirantes a la gobernación. Urribarri se declaró prescindente. “Baraja los naipes la mano de Dios”, dice Homero Manzi en el tango Monte criollo. 
Es demasiado temprano”, advertía esta columna hace una semana, a propósito de las candidaturas presidenciales que se están barajando. Cierto es que para realizar una elección a conciencia el ciudadano necesita conocer con tiempo las opciones que se le presentan para valorarlas sin urgencias y decidir el voto. Pero si observamos que resta aproximadamente un año y medio para las primarias y un par de meses más para las generales, es fácil deducir que se está acelerando en demasía un proceso que por su mismo carácter requiere calma. Si a esta necesidad se añade que casi todos los precandidatos en danza ocupan hoy funciones relevantes, salta a la vista el riesgo de distraer, postergar o abandonar una responsabilidad inconclusa, para atender cuestiones inherentes a la campaña, priorizando el proyecto personal por encima del compromiso público. Los nombres han comenzado a girar en la provincia. Unos pocos han sido colocados en la pista por los mismos interesados. En otros casos se han registrado propuestas de terceros, seguramente allegados al posible precandidato. No faltan los que parecen desentenderse del asunto, pero están. Queda claro que nos referimos a los aspirantes a gobernador. 
Atando nudos 
Es lógico que el mayor movimiento se registre en el oficialismo provincial. Se trata del sector que aparece con mayores posibilidades, a juzgar por las elecciones de octubre pasado. Bien se sabe que el ejercicio del poder se traduce en nuestro país en una poderosa herramienta electoral. Entonces, ahí está el ruido. Al menos hasta ahora. Lo llamativo es la cantidad de oficialistas arrimándose a las gateras. Nunca fueron tantos, en ningún partido. El diputado nacional Julio Solanas, ex intendente de Paraná (dos períodos), ha reavivado su interés por el sillón de Pancho Ramírez. Ya lo disputó en 2007 por fuera del PJ en disidencia con Busti y Urribarri, pero debió resignarse al tercer lugar en la elección general que se adjudicó el actual mandatario. Poco después retornó al redil partidario y fue elegido diputado nacional en 2011. La primera vez que Solanas pretendió la candidatura a gobernador fue en 1994. Era intendente, lanzó su campaña, pero no alcanzó a competir en la interna justicialista. “La política se ha convertido en una carrera por los cargos”, se quejó entonces y renunció a la postulación. Han pasado veinte años. Todavía no dice que es candidato, pero recorre la provincia y ata nudos. 
Ministros en juego 
El gobernador ha declarado su prescindencia en la interna. No deja de ser una alentadora novedad, porque en los últimos seis años ha sido el único elector de su partido que tiene 150.000 afiliados. Este si, este no, aquél que espere. Ahora será diferente, según parece. Que decida la gente, como debe ser. El “dedo” se remonta a la época de las cavernas. Un hombre muy cercano a Urribarri está asomando con posibilidades muy firmes. Es el ministro de Gobierno, Adán Bahl. En 2003 el ex gobernador Busti lo designó secretario de esa cartera. Comenzó a trabajar con el entonces ministro Urribarri, a quien suplantó en 2007 a raíz de la campaña para gobernador. Desde entonces Bahl es ministro. Quiso ser intendente de Paraná en 2011, pero quedó afuera porque el gobernador hizo otro arreglo. Se rumorea que ahora cuenta con buen respaldo interno y equipos proselitistas organizados, al menos en Paraná, de donde es oriundo. Otro ministro con posibilidades es el titular de Educación, José Lauritto. Concepción del Uruguay reclama su candidatura “porque ya es hora”, dicen. Fue vicegobernador en el primer período de Urribarri, quien lo designó ministro en 2011, logró una diputación nacional el año pasado, la resignó a pedido del gobernador para continuar al frente de un ministerio que carece de protagonismo porque a la educación la maneja el CGE como lo determina la Constitución, en fin, demasiados giros en torno de una figura de indudable peso intelectual en el justicialismo. Juan Javier García es ministro de Planificación desde 2011, cuando concluyó su segundo período como intendente de Chajarí. No pudo presentarse a la reelección, Urribarri acomodó las piezas creando ministerios y lo incluyó en ese reparto. Los actuales intendentes de su ciudad y de Santa Ana lo quieren ver gobernador. En Chajarí se valora su gestión municipal, aclarándose que fueron ocho años continuados, lapso que nunca antes se había registrado por limitaciones que modificaron las reformas de la ley orgánica municipal en 2006 y de la Constitución en 2008. Aunque aún no sea suficientemente conocido, García puede mostrar su chapa de “K primera hora”, sino el primero en la provincia, título que sólo Julio Solanas le disputaría. Ambos adhirieron muy temprano a la entonces incipiente postulación de Néstor K hace doce años. También el ministro de Cultura y Comunicación, Pedro Báez, tiene sus aspiraciones. Es santafesino y esto puede presentarle algún escollo interno (externo también) de orden político, pero no de carácter constitucional, pues cuenta con suficiente tiempo de residencia en la provincia. De todos modos se recuerda que el único santafesino gobernador de Entre Ríos -fuera de los golpes de estado- ha sido Pascual Echagüe (1832/41). 
El vice y los intendentes 
Aunque se muestre silencioso en este tema, el vicegobernador José Cáceres puede anotarse en cualquier momento. Dispone de capital político, al menos para empezar. Maneja como nadie la interna partidaria de Paraná, tiene contacto permanente con los senadores -a través de ellos con los departamentos- y se mueve en el mundo del deporte como si fuera el patio de su casa. No hay que menospreciar a los intendentes. Gustavo Bordet (Concordia) opinó el lunes pasado que “lanzar candidaturas hoy es apresurado”. Y tiene razón. Lo hemos dicho. Pero de él se habla con insistencia en el norte entrerriano. Hay que tener en cuenta asimismo a Juan José Bahillo (Gualeguaychú). Días pasados fue prácticamente proclamado precandidato por el senador Guastavino. Y no es poco aval en las filas justicialistas. Tanto Bordet como Bahillo están cumpliendo el segundo período continuado. Tienen que buscar otros rumbos. Son jóvenes y quieren seguir en política. Ambos casos son iguales al de Adrián Fuertes, sólo que ahora el intendente de Villaguay se cruzó a la oposición. Y de los opositores nos ocuparemos la semana próxima.
Columna publicada en El Día de Gualeguaychú. Se reproduce por gentileza del autor.- 

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