miércoles, 8 de diciembre de 2021

100 Trenque Lauquen


Por José Antonio Artusi

El Sábado 3 de Octubre de 1868, 9 días antes de asumir la Presidencia de la República, Sarmiento brindó un discurso en Chivilcoy. Allí pronunció esta frase: “Les prometo hacer 100 Chivilcoy en los seis años de mi gobierno y con tierra para cada padre de familia, con escuelas para sus hijos”. La expresión “100 Chivilcoy” utilizada como metáfora de un programa de gobierno basado en la inmigración, la colonización, la transformación agraria, la ocupación efectiva del territorio nacional unido por líneas férreas y comunicado por el telégrafo, la fundación de nuevas ciudades en un esquema que equilibrara la macrocefalia porteña, la promoción de la agricultura, la industria y el comercio, la participación ciudadana centrada en la autonomía municipal, y la educación pública, laica, gratuita y obligatoria. En aquel memorable discurso Sarmiento también expresó lo siguiente: “He aquí mi programa, y si el éxito corona mis esfuerzos, Chivilcoy tendrá su parte en ello, por haber sido el pionero, que ensayó con mejor espíritu la nueva Ley de Tierras, y ha demostrado que la pampa no está condenada, como se pretende, a dar exclusivamente pasto a los animales, sino que en pocos años, aquí, como en todo el territorio, ha de ser luego asiento de pueblos libres, trabajadores y felices”.

Pues bien, así como Sarmiento pudo decir “100 Chivilcoy” en el siglo XIX, nosotros necesitamos ahora decir “100 Trenque Lauquen”. Le debo la expresión a Sebastián Welisiejko. Qué quiero decir con esta versión contemporánea del “100 Chivilcoy” sarmientino? El desarrollo de un nuevo programa de gobierno, emparentado con aquel, que tenga al derecho a la ciudad y a la vivienda, y al logro de territorios más equitativos y prósperos como uno de sus rasgos centrales. Y por qué Trenque Lauquen? Porque esta ciudad bonaerense es un ejemplo exitoso de políticas públicas aplicadas consistentemente a lo largo de varios períodos de gobierno en procura de esos objetivos. Porque en un país como el nuestro el acceso al suelo y a la vivienda y la construcción de un hábitat más justo e integrador aparecen como asignaturas pendientes que no podemos soslayar si queremos realmente construir una sociedad democrática y desarrollada, en la que se hagan realidad los derechos y garantías consagrados en la Constitución, en la que todos tengamos realmente la oportunidad de desarrollar proyectos de vida en condiciones de libertad e igualdad.

Qué ha hecho Trenque Lauquen para que la utilicemos en esta metáfora? Ha puesto en marcha una serie de programas y proyectos que la colocan a la vanguardia en nuestro país en materia de recuperación y reinversión de la valorización inmobiliaria que se genera en el precio del suelo como consecuencia de acciones generadas desde el Estado, básicamente inversión en obras públicas de infraestructuras y equipamiento, pero también por efecto de las modificaciones en la normativa y las decisiones administrativas referidas a la posibilidad de urbanizar, subdividir, construir de acuerdo a ciertos indicadores urbanísticos, admitir determinados usos, etc. Y esa estrategia es clave a la hora de encontrar mecanismos eficaces y viables de financiar el desarrollo urbano, teniendo en cuenta el principio del reparto equitativo de las cargas y beneficios que éste supone.

Para volver a tener “ciudades” en el verdadero y pleno sentido del término, ámbitos de la búsqueda en común de un futuro mejor, para lograr un hábitat que contribuya a construir ciudadanía, a promover la prosperidad, la equidad y la convivencia pacífica y solidaria, Trenque Lauquen puede ser un espejo muy valioso en el que mirarnos. Necesitamos 100 Trenque Lauquen.-


Publicado en el diario La Calle el día 5 de Diciembre de 2021.-

miércoles, 1 de diciembre de 2021

UNA SOCIEDAD DE BURBUJAS (O GHETTOS…)


Por José Antonio Artusi

La pandemia y las respuestas inadecuadas para enfrentarla por parte del gobierno han venido a agravar problemas preexistentes. Tenemos una sociedad más pobre y desigual, pero además una sociedad con mayor exclusión y segregación. La pandemia aceleró tendencias que venían de antes y que reconocen causas estructurales. Esto se observa claramente en 3 esferas: el hábitat, la salud y la educación. Se puede observar una preocupante tendencia a cristalizar una sociedad dividida en ghettos o burbujas que casi no se tocan entre sí.

Los sectores de alto poder adquisitivo viven cada vez más en barrios cerrados, tienen seguros médicos prepagos privados y recurren a escuelas privadas. Los sectores medios viven todavía en buena medida en la ciudad tradicional (pero frecuentemente aspiran a dejarla para huir a barrios cerrados), tienen obras sociales sindicales vinculadas al empleo formal a veces combinadas con prepagas y oscilan entre la educación privada y la cada vez menos frecuente escuela pública prestigiosa. Los sectores medios / bajos viven en conjuntos de viviendas sociales y en periferias de la ciudad tradicional, combinan obras sociales sindicales y hospital público, y oscilan entre la escuela pública y las privadas religiosas. Los sectores más desposeídos viven en la informalidad urbana, en las villas y asentamientos que eufemísticamente hemos dado en llamar "barrios populares"; recurren al hospital público y a escuelas públicas cercanas, cuando no han abandonado el sistema educativo.  El sistema de salud argentino es notoriamente desarticulado, con superposición desorganizada e ineficiente de subsectores y jurisdicciones. La pandemia generó notorios problemas en otras patologías por la falta de consultas y tratamientos oportunos. Y eso agravará la ya de por sí preocupante tendencia a consolidar situaciones de salud muy disímiles en función de la situación socio económica de las familias. Con respecto a la educación es obvio que asistimos a una verdadera tragedia, en la que el prácticamente absoluto cierre de las escuelas durante todo un año agravó la situación de los sectores más vulnerables, en este caso los niños más pequeños de familias pobres. En un contexto en el que so pretexto de cuidar la salud se destruyó la economía, y en el que prácticamente dos de cada tres niños es pobre, el abandono parcial del Estado de una obligación indelegable como es garantizar el derecho a la educación incrementó la deserción escolar, ahondó la brecha educativa entre quienes pueden acceder a dispositivos para la educación a distancia y quienes no, y acentuó la tendencia previa de sectores medios a abandonar la escuela pública y buscar refugio en las privadas, acentuando de esta manera la segregación en verdaderas burbujas, cada vez más distantes unas de otras. Quizás sea hora de recordar una de las tantas genialidades, en este caso además profética, de Sarmiento: "... vuestros palacios son demasiado suntuosos al lado de barrios demasiado humildes. El abismo que media entre el palacio y el rancho lo llenan las revoluciones con escombros y con sangre; pero os indicaré otro sistema de nivelarlo: la escuela". No hace falta decir que se refiere obviamente a la escuela pública, laica, gratuita y obligatoria, que brinda educación de calidad y forma ciudadanos que se sienten compatriotas.    

Revertir todas estas perniciosas tendencias, que se potencian entre sí, requerirá un conjunto articulado de políticas públicas coherentes que se mantengan en el tiempo y no meros parches circunstanciales; reformas profundas en las políticas de hábitat y vivienda, de salud pública y de educación. No habrá posibilidad de construir una sociedad democrática y desarrollada sin ciudades, escuelas y un sistema de salud que contribuyan a integrar a los ciudadanos y nos demuestren que no es utópico ni ingenuo pensar que todos podemos vivir en libertad y con los mismos derechos y oportunidades.- 

Publicado en el diario La Calle el día 28 de Noviembre de 2021.-

UNA PROVINCIA QUE RECAUDA MAL Y GASTA CADA VEZ PEOR




Por José Antonio Artusi

Los datos publicados en la página oficial de la Provincia de Entre Ríos referidos a la ejecución presupuestaria hasta Septiembre de 2021 nos permiten hacer algunos análisis y consideraciones que confirman, lamentablemente, algo que no constituye ninguna novedad: Entre Ríos es una provincia que recauda mal y gasta cada vez peor.

Uno de los datos novedosos que surge del mencionado informe, y de anteriores, es el insólito superávit que exhiben las cuentas públicas del fisco entrerriano el año pasado y en lo que va de éste: un resultado financiero positivo de alrededor de 2000 millones de pesos en 2020, tras una década de déficits constantes, y de casi 19 mil millones a Septiembre del 2021.

Este superávit es mentiroso porque se explica, entre otros factores, por el atraso salarial del sector público provincial y por la crónica subejecución de la inversión en obra pública y bienes de capital. Ambos tendrán consecuencias gravosas y repercutirán negativamente, afectando las posibilidades de emprender un camino de crecimiento y desarrollo sostenible.

Veamos la cada vez menor incidencia de la inversión real directa en el total del gasto público provincial. El gasto en “Construcciones” representó el año pasado solamente el 2,66% del gasto total. Se ejecutó sólo el 27% de lo presupuestado. La participación del rubro Construcciones en el gasto total fue la menor desde el 2015, cuando superó el 5%. En 2020 fue prácticamente la mitad. Parte de esa notoria subejecución podría atribuirse a la pandemia, pero este año las proyecciones indican que a este ritmo se llegaría a ejecutar sólo el 31.41% de lo presupuestado, y representaría apenas el 3.08% del gasto total. En el rubro “Maquinaria y equipos” el panorama es aún peor. En 2020 se ejecutó sólo el 17,28% de lo presupuestado y esto representó el 0,14% del gasto total, el menor porcentaje desde 2015, casi 3 veces menos que ese año. Este año, las proyecciones señalan que se llegaría a este ritmo a ejecutar el 16.94% de lo presupuestado y representaría apenas el 0.19% del gasto total. La provincia invierte cada vez menos en obra pública y en maquinaria y equipos, lo dicen datos oficiales. Y la tendencia es claramente decreciente. 

Por el lado de la recaudación el panorama no es menos deprimente. El impuesto a los ingresos brutos, el más regresivo y distorsivo de todos, representó en 2020 el 63,77% de la recaudación de impuestos provinciales. A Septiembre de 2021, el 65.05%. Desde hace años, la incidencia de esta gabela medieval en la recaudación propia muestra una tendencia a aumentar.    

Urge diseñar e implementar reformas profundas, de raíz. Una reforma tributaria, para recaudar bien, sin ahogar las fuerzas productivas ni castigar el trabajo, y una reforma del Estado, para lograr una administración pública capaz de invertir recursos con eficacia y eficiencia en pos del desarrollo y la prosperidad de los entrerrianos. Tenemos un Estado que asfixia a los contribuyentes con malos impuestos, y que por otra parte no brinda a la sociedad ni las inversiones en infraestructura necesarias para el desarrollo ni los servicios esenciales que una sociedad democrática, equitativa, integrada y moderna necesita para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Haríamos bien, todos, en no rehuir ese imprescindible debate. La pandemia y la crisis sólo han hecho más evidentes una serie de problemas estructurales que vienen de mucho antes. El desafío es tomar esta crisis como oportunidad para reconocer las causas de esos problemas y avanzar sin demagogia en el logro de amplios acuerdos para comenzar a solucionarlos. Pretender que podemos seguir así, postergando indefinidamente las soluciones de fondo, sólo profundizará el atraso y la pérdida de oportunidades.-

Publicado en el diario La Calle de Concepción del Uruguay el día 21 de Noviembre de 2021.-