jueves, 31 de mayo de 2018

IMPOSTURAS ENERGÉTICAS

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Por José Antonio Artusi / El bochornoso espectáculo que brindaron anoche los senadores nacionales peronistas seguramente reconoce muchos antecedentes, pero no será tan fácil encontrar alguno que lo equipare en cuanto a las dosis de cinismo y de hipocresía política que se vertieron allí. Senadores que en teoría representan a sus provincias votaron un proyecto de ley absolutamente irresponsable, que de haberse promulgado habría beneficiado a los sectores de mayor poder adquisitivo de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, en desmedro de la población más pobre de las demás provincias. 
Legisladores peronistas de provincias que tienen buena parte de su población sin gas natural y deben recurrir por lo tanto al gas envasado en garrafas votaron un proyecto de ley que habría demandado una enorme masa de subsidios para que los ricos de Puerto Madero o la Recoleta puedan seguir derrochando gas a precios irrisorios. 
Votaron un proyecto de ley que habría significado volver a instaurar el perverso esquema de atraso tarifario y subsidios económicos indiscriminados, que tuvieron la particularidad de beneficiar en mayor medida a los sectores más ricos de la sociedad, y a concentrarse en el área geográfica más desarrollada del territorio nacional. Subsidios que durante la era kirchnerista llegaron a significar un acumulado de 24 puntos del PBI, más de 150 mil millones de dólares, una cifra difícil de imaginar, un monto que habría sido suficiente para construir más de 3 millones de viviendas sociales. 
Cada 2 pesos de esos subsidios que iban al quintil de mayor poder adquisitivo de la sociedad, sólo 1 iba para el quintil de menor poder adquisitivo, y para los más vulnerables mucho menos, o nada. Y todos los pagábamos con cortes de gas y luz, desinversión en el sector energético, déficit fiscal y alta inflación, o sea el impuesto más regresivo, el que más sufren los sectores con ingresos fijos y de menores ingresos. 
En la Argentina nos hemos acostumbrado a todo, pero no deberíamos naturalizar que este dislate pueda llegar a ser defendido con el ropaje impostor de una pretendida epopeya nacional y popular. Si hay algo que el gobierno nacional y Cambiemos hizo mal fue no comunicar adecuadamente la verdadera magnitud de este problema ante la sociedad desde un inicio. Recurrir a la manera en que algunos periodistas lo hicieron en su momento puede ayudarnos: “Debe haber pocos casos en la historia que registren una situación como lo que sigue: los sectores más pobres de una sociedad se movilizan, militan y ensalzan a organizaciones sociales, ONGS o líderes políticos que pugnan por mantener decisiones de política de ingresos que favorecen a los ricos y perjudican a los pobres…” (Gustavo Bazzan, Clarín, 21/08/16) “El "ruidazo", la Marcha de las Velas y demás protestas de estos días en el distrito metropolitano son observadas con una mezcla de bronca y sorna por nuestros compatriotas provincianos, que siempre pagaron tarifas mucho más altas. El país unitario modelado por el kirchnerismo liberó de esa carga a los habitantes de la gran ciudad y de sus alrededores (algunos de ellos, con hábitats "africanizados" que ese mismo régimen empeoró con su desidia y corrupción). Condonó gastos por igual al que lo necesitaba como para el acomodado habitante de Barrio Norte o San Isidro. Y con el gas, peor aún: los más pobres pagaron mucho más por su garrafa que los que estaban conectados. Un disparate…”. Pablo Sirvén, La Nación, 22/04/18 
Decimos que la actitud de los senadores peronistas - y antes de los diputados que votaron este proyecto demagogico - es hipocrita porque es absolutamente evidente que solo perseguia el objetivo de desgastar al gobierno y hacerle pagar el supuesto costo politico de vetar una ley que todo el mundo sabia que debia ser vetada. Cabe preguntarse qué habrían hecho los gobernadores peronistas que se sumaron al festival populista si el Presidente Macri no vetaba la ley. Una ley que habría significado un altísimo costo fiscal para sus propias administraciones provinciales, en muchos casos desfinanciadas y endeudadas como Entre Ríos, para no decir "fundida". Seguramente habrían concurrido en procesión a la Casa Rosada para pedirle al Presidente que vete la ley. Pero no, sabían que el Presidente iba a hacer lo que había que hacer, y que la iba a vetar sin pérdida de tiempo, y por eso jugaron a las contradicciones o a esconderse. 
En ese sentido está claro que no coincidimos para nada con las recientes expresiones del ex Gobernador Sergio Urribarri sobre este tema, pero debemos al menos reconocer que se expresó, que dijo algo. Habría sido más interesante saber qué pensaba el Gobernador Bordet, con quien compartieron el proyecto político kirchnerista y urribarrista. Quizás haya que recordarle que firmó, junto a los demás gobernadores en abril del 2017 el Acuerdo Federal Energético, que establecía que las tarifas y precios tenían que reflejar los costos de su producción, transporte y distribución, permitiendo la inversión eficiente y la mejora de la calidad del servicio. El gobierno nacional ha puesto en marcha un esquema razonable y gradual de quita de subsidios indiscriminados a la oferta, que beneficiaban sobre todo a los ricos y promovían el derroche, y de subsidios focalizados a la demanda, dirigidos a los que menos tienen a través de la tarifa social, y a los que ahorran, a través del plan estímulo. Es oportuno recordar que - tal como señaló el senador Naidenoff - "en el 2010 quisimos avanzar con el proyecto de tarifa social para terminar con la injusticia de los subsidios indiscriminados. Estuvimos cerca de lograr dictamen, pero ningún senador del Frente Para la Victoria nos quiso acompañar." 
El record de imposturas estuvo en la sesión de ayer a cargo de la senadora por la Provincia de Buenos Aires que supo serlo de la Provincia de Santa Cruz. Que Cristina Fernández de Kirchner se atreva a pronunciar la sigla YPF sin ruborizarse es el colmo de la hipocresía y el cinismo político. Siendo Néstor Kirchner Gobernador de Santa Cruz y ella legisladora provincial militaron fervientemente por su privatización y extranjerización. El miembro informante en la Cámara de Diputados de esa nefasta ley fue su mano derecha Oscar Parrilli. Después hicieron todo lo que había que hacer desde el poder para que su amigo Eskenazi se quede con una parte de la empresa sin poner una moneda, y finalmente compraron caro la mitad de una YPF vaciada. Podríamos recordar también que cuando todos ellos eran menemistas privatizaron Gas del Estado con la inestimable colaboración de un diputrucho, y que sus gobernadores amigos entregaron los yacimientos de hidrocarburos más valiosos en dudosos procedimientos a empresas inglesas y norteamericanas. 
Frente a tanta irresponsabilidad y demagogia corresponde seguir apelando al debate racional y respetuoso, sobre la base de proyectos viables. En Entre Ríos, y en el caso específico de las tarifas eléctricas, lo hemos señalado hasta el cansancio y lo seguiremos haciendo, el principal problema no es el costo mayorista, que era imprescindible actualizar para detener el costosísimo festival de subsidios, sino el desmesurado costo de distribución de Enersa, que hace que los entrerrianos paguemos el doble o más la energía eléctrica que en provincias hermanas que sin embargo deben afrontar similares costos mayoristas. El que mejor, con más claridad lo ha graficado es el Dr. Darío Carrazza: Puede el envío salir más caro que la pizza? Por supuesto que no... Pero es lo que sucede en Entre Ríos. El envío (el costo de distribución que recarga Enersa) es más caro que la pizza (el costo de generación de la energía). Si Enersa aplicara el costo de distribución promedio de todas las provincias el monto final de las facturas podría reducirse alrededor del 25%. 
Necesitamos que estos problemas se discutan en una deliberación pública seria y elevada, con datos fehacientes y propuestas concretas, y sin chicanas ni slogans vacíos, que son hasta ahora la única respuesta que han tenido nuestros planteos.- 

José Antonio Artusi es diputado provincial (UCR en Cambiemos)