Por María Mercedes Di Virgilio y María Carla Rodríguez / Las condiciones de la vida cotidiana de los sectores populares dependen de los procesos políticos que los involucran y/o los tienen por protagonistas, y nuestras ciudades metropolitanas son territorios privilegiados de estos procesos. Por ello, autoproducción del hábitat, sus formas racionalizadas y organizadas de producción social (PSH) y las políticas públicas que las tienen –o no– por destinatarias, forman parte de esa disputa, tanto como la acción colectiva y política de sus productores.
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