Por Rogelio Alaniz / Con asombro y placer leí las últimas declaraciones del Papa. Supongo que lo mismo le pasó a millones de personas. En lo personal, me gusta descubrir a un Papa lúcido, valiente y comprometido con los desafíos de su tiempo. Me gusta lo que dice y cómo lo dice. Me complace que nos gusten los mismos libros, la misma música, los mismos pintores y Hoelderlin, Hoelderlin cuando dice “que el hombre mantenga lo que le prometió al niño”. Pero por sobre todo, me importa cómo piensa, cómo concibe la condición humana, su grandeza, su dolor y su esperanza y, sobre todo, cómo entiende las exigencias de las reformas, los reclamos del cambio con las necesidades de la prudencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario