Por Celina Caporossi / Cumple también con la máxima de exclusividad necesaria en los sistemas de movilidad integrados, que Lerner sintetiza de la siguiente manera: “Tiene que haber de todo en una ciudad: metro, bus, taxi, bici… La única condición es que jamás compitan por el mismo espacio”. Tiene además otra ventaja, además de acelerar los tiempos de viajes: coloca simbólicamente al “colectivo” –en su doble acepción– como hecho principal de la calle. Esto requiere sin duda de un cambio cultural, profundo ya que desplaza al automóvil individual del centro de escena urbano.
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