Por Pilar Rahola / Es decir, a pesar de la protesta recurrente, la revuelta estudiantil cada día más masiva, la fatiga crónica de los sectores más dinámicos de la sociedad venezolana, el destrozo de la clase media y la corrupción generalizada, sumado a los detenidos, los heridos y los muertos, nada cambia desde que el chavismo llegó al poder: demagogia pseudorrevolucionaria, populismo exacerbado, dominio absoluto de los medios de comunicación, terror económico y represión generalizada. Y todo en nombre del pueblo, esa especie de concepto magmático e indefinido que tanto gustan de usar y abusar los autarcas y los dictadores.
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