Por Mario Alarcón Muñiz / Suele ser común que los gobiernos tiendan a evadirse de la realidad, armando su propio universo. Esta orientación se advierte con mayor nitidez en gestiones de signo autoritario, poco o nada dispuestas a aceptar cuestionamientos, ni siquiera observaciones. Entonces la vida no es como dicen quienes la viven, sino como el poder la imagina. O según le informan los allegados.
El conocimiento y la evaluación de la realidad es el punto de partida para solucionar los problemas. Si se la ignora, el diagnóstico y los proyectos de solución se orientan más al fracaso que al acierto.
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