Más que en el conflicto sirio, las negociaciones nucleares con Irán o la expansión marítima de China, es en Dakota del Norte y Texas donde se está operando el mayor cambio geopolítico de esta década. La técnica de la fracturación hidráulica o «fracking», que permite extraer hidrocarburos atrapados entre rocas, ha convertido ya a Estados Unidos en el primer productor de gas del mundo.
Hacia 2019, EE.UU. será el máximo productor de petróleo del planeta, por delante de Rusia, a la que pasará este año, y de Arabia Saudí. Para 2035 habrá alcanzado la independencia energética (su dependencia es hoy del 75%). Con ello presumiblemente disminuirá su interés estratégico en Oriente Medio y podrá ayudar a que la Unión Europea esté menos expuesta al juego de Moscú, como destacaba el último informe geoestratégico del «think-tank» de la CIA.
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