Por Santiago O'Donnell / Por eso resultó llamativo que el gobierno argentino, primero a través del jefe de gabinete y luego a través de la presidenta, salieran a respaldar el accionar de Maduro sin hacer ninguna mención a las violaciones de derechos humanos del gobierno bolivariano. “Las elecciones se ganan o se pierden, pero no por perderse una elección se puede poner en vilo a un país y a una región que fue declarada como región de paz", dijo Cristina Fernández de Kirchner el jueves, sin pronunciar ni una vez la palabra “derechos humanos”. Así se sumó a los gobiernos de Cuba, Nicaragua, Bolivia y Ecuador en expresarsu solidaridad con Maduro. Es llamativo porque el gobierno de Kirchner se presenta en foros internacionales como un referente mundial en derechos humanos pero de gobiernos amigos no dice nada. Y es llamativo porque otros gobiernos progresistas de la región como Brasil y Uruguay mantuvieron un silencio cauteloso y distante con respecto a la crisis venezolana, a la espera de que se aclaren estos episodios tan graves, que empañan la legitimidad de cualquier gobierno.
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