Por Leandro Despouy / La llegada de Alfonsín al gobierno, en 1983, implicó el quiebre de las políticas regionales de complicidad con el apartheid, de la que por ejemplo la dictadura uruguaya era fiel exponente. Esto motivó un vuelco decisivo en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU que repercutió en la Asamblea General. A partir de entonces, la Cancillería votó las sucesivas condenas que se produjeron en todas las instancias de la organización.
En marzo de 1985, la Argentina presentó su informe ante el Comité contra la discriminación racial y, en aplicación del artículo 3 de la Convención, condenó, por primera vez, el apartheid.
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