Por Rogelio Alaniz / ¿Qué relación existe entre aquellas mujeres que hicieron de la dignidad de su género una causa que comprometió su vida y estas mujeres que se someten a sus maridos, se valen de los derechos adquiridos para dejarse manipular y, de paso, manipular a la opinión pública? Ese talento para transformar el oro en estiércol, esa perversa vocación de alquimistas, es tal vez otro de los dones distintivos de nuestro populismo criollo.
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