Por Rogelio Alaniz / De Brasil viaja a Montevideo y de allí a Buenos Aires. Camus no llega a la Argentina con buen talante. Es más, en su diario, las referencias a la ciudad de Buenos Aires son escasas, comparadas con las notas referidas a Brasil, Uruguay o Chile. Su mal humor con nuestro país tiene que ver con la decisión del gobierno peronista de prohibir la representación de su obra “El malentendido”, cuestionada por funcionarios de la dictadura por “existencialista y atea”. Camus no está solo. Ese mismo año, en el Congreso de Filosofía celebrado en Mendoza, Perón se refiere a “La náusea” de Sartre y la califica de basura existencialista. Tampoco Perón está solo; los comunistas piensan exactamente lo mismo.
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