POR JAMES NEILSON /A diferencia del gobierno del presidente Carlos Menem al que se asemeja tanto, el encabezado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner está resuelto a brindar la impresión de estar firmemente comprometido con un esquema ideológico determinado. Si bien a veces el riojano se sintió constreñido a explayarse acerca de su hipotética familiaridad con los pensadores de la Grecia antigua, ni él ni sus colaboradores trataron de confeccionar un "relato" equiparable con el de la santacruceña adoptiva que, a fin de basar su gestión en algo a su entender más sustancial que su eventual capacidad de "solucionar los problemas de la gente", confeccionaría, con aportes de quienes comparten su nostalgia por las fantasías estudiantiles de los años setenta, una narrativa en que ella misma desempeñaría el papel más glamoroso.
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