Por Guillermo Tella / La calle históricamente no sólo fue ámbito para la recreación, el encuentro y el esparcimiento sino que, además, ha sido instrumento de integración y de valorización social. Hoy, sin embargo, los nuevos mecanismos que operan en la ciudad trasladaron algunas de sus prácticas a recintos cerrados y generaron un vacío cívico. Este proceso evidencia la insatisfacción social de una ciudad que crece a distintas velocidades.
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