Por Rogelio Alaniz / Escobar fue muerto en diciembre de 1993 por un comando de elite. Para ese momento era una sombra de lo que había sido. Aislado, perseguido por el Estado y por las bandas del narcotráfico que no le perdonaban sus traiciones, fue descubierto porque se demoró hablando por teléfono con sus hijos más de tres minutos, el tiempo máximo a emplear antes de ser detectado por los sistemas de inteligencia. No deja de llamar la atención que el criminal más feroz de Colombia, el responsable de la muerte de miles de personas, el operador político infalible y despiadado, haya muerto por insistir en comunicarse con su mujer y sus hijos, su única y exclusiva debilidad.
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