miércoles, 13 de noviembre de 2013

Efluentes cloacales: contaminar el rio, las calles, las casas, el agua, contaminarlo todo

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Textual: nota publicada en el nº 14 de La Proclama, periódico de Concepción del Uruguay, del 9 de Noviembre de 2013 / Cada vez con más frecuencia el desborde de líquidos cloacales contamina la ciudad. Calles inundadas de mal olor y un río que ya no soporta los niveles de desechos forman parte de la ausencia de políticas de saneamiento. Los proyectos y los fondos que desaparecieron mágicamente. Contaminarlo todo: esa parece ser la premisa de los gobiernos municipales de las últimas dos décadas que han postergado de manera incomprensible las medidas asociadas al saneamiento ambiental. 
Algo huele mal 
A ello se agrega el recurrente desborde de la red cloacal, olvidada durante años por las Gestiones Municipales que parecen no tomar nota que el crecimiento de la ciudad debe acompañarse con obras de infraestructura básica. Esto ha convertido la ciudad en una suerte de “chiquero” público en el que diversas zonas de Concepción del Uruguay deben convivir a diario con los malos olores de los efluentes cloacales que se desbordan e inundan las calles. Lejos de tratarse de un asunto reservado para la “estética” de la ciudad, esta carencia de inversión pública en obras de saneamiento pone en riesgo la salud de los chicos que juegan a la pelota y chapotean en las tardes de calor en la mezcla de agua y líquidos cloacales que se acumulan en varias esquinas de la ciudad. 
Un río marrón 
Pero el problema se extiende más allá de las calles. “El uruguay no es un río, es un cielo azul que viaja”, nos contaba el poeta uruguayo Aníbal Sampayo. Y de aquel lecho de aguas transparentes y claras, sólo quedan los recuerdos. La ausencia de políticas de saneamiento ambiental en toda la costa del río Uruguay ha convertido a este curso de agua en un río marrón, de aguas con mal olor y dudosa calidad cuyo poder de depuración se va agotando a medida que los municipios incrementan el caudal de desechos cloacales que vuelcan a las aguas sin ningún tipo de tratamiento. A excepción de Gualeguaychú que ha hecho de la lucha ambiental un lema de vida, el resto de los Gobiernos Municipales del corredor de la costa del Uruguay han optado por desatender las políticas de preservación del ambiente, atentando contra el recurso turístico por excelencia, que se ha ido deteriorando con tanto maltrato. La situación se agrava cada año, con altos niveles de contaminación del río que ya ha provocado en los últimos veranos la imposibilidad del uso recreativo de las aguas del riacho Itapé. 
Una reparación histórica
Generalmente, los Gobiernos se escudan en los problemas de recursos económicos para afrontar obras de magnitud como las que requiere el saneamiento ambiental. Sin embargo, en una ciudad que gestionó más de 100 millones de pesos para construir un paseo turístico en la isla del Puerto, bien podría haber reasignado esos recursos para mitigar el daño al río (Dicho sea de paso, no hay proyecto para el tratamiento de los líquidos cloacales que se generen cuando la avenida costanera se inaugure y los cientos de uruguayenses se agolpen en las nuevas playas). Entre las oportunidades ¿desperdiciadas?, hay que contar la construcción de la Defensa Sur contra las Inundaciones. En estas páginas reproducimos el documento que oportunamente incluía entre los destinos de los fondos para la obra la construcción de una Planta de Tratamiento de Líquidos cloacales, lo que hubiera evitado que el Balneario Itapé esté contaminado o, lo que es peor, que el agua que se extrae para la potabilización en la Planta de Agua venga acompañada de desechos cloacales que se cuelan por los desagües pluviales y desembocan en la zona portuaria (foto). Pero la planta de tratamiento desapareció mágicamente del proyecto final de la Defensa Sur y jamás se construyó, sin que nadie explicara hasta el día de hoy qué se hizo con los recursos asignados para esta parte de la obra. El Gobierno Municipal está a tiempo de restaurar la falla y demandar, aprovechando su buena relación con el Gobernador y el Gobierno Nacional, que se repare a la ciudad, que no quiere acostumbrarse a convivir con la contaminación.

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