Por Pilar Rahola / Y de eso se trata, de dejar claro que defender la identidad milenaria de Catalunya no va contra nadie, sino a favor de preservar el legado de los pueblos, y que rendir homenaje a la memoria de una víctima tampoco va contra nadie, a excepción de los verdugos. La maldad del diputado chillón del PP no ha sido, pues, sentirse español, sentimiento noble como cualquier otro, sino necesitar reivindicarlo delante de un mártir catalán. Lo cual no ensucia a los catalanes, ensucia a la España que precisamente quiere venerar.
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