Más allá de que el gobernador tenga todo el derecho del mundo a festejar los cumpleaños de quien quiera, lo que sí es cuestionable es que se utilicen vehículos oficiales que paga todo el pueblo entrerriano para uso propio.
No es la primera vez que ocurre: el propio Urribarri confesó que mientras estaba en el Centenario de Arroyo Barú, se hizo una escapada a Santa Fe para ver jugar al fútbol a su hijo y luego volvió a Barú.
Claro, a bordo de nuestro helicóptero.
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