Por Bárbara Ayuso / Los miércoles y los domingos son los días negros de Irán. Porque, salvo en período pre y post electoral, son las jornadas escogidas por la República Islámica para ejecutar en secreto a un número indeterminado de personas. Jamás fueron juzgadas, y sus cuerpos no se entregarán a unas familias que siquiera tienen noticia de su muerte. Son los muertos extrajudiciales de Irán, que se unen a las ejecuciones oficiales -públicas, en muchos casos- que sitúan el país persa como el segundo del mundo donde más personas pierden la vida en la horca, lapidadas o incluso en la cámara de gas.
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