sábado, 15 de junio de 2013

LA REFORMA UNIVERSITARIA NO ES EL RECUERDO DE GLORIAS PASADAS, ES LA REAFIRMACIÓN VEHEMENTE DE UNA NECESIDAD IMPERIOSA


Por Carlos Alejandro Cebey / Con esta frase, los carteles de la agrupación universitaria Movimiento Universitario Reformista Auténtico (hoy FRANJA MORADA) de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral (hija dilecta de la REFORMA UNIVERSITARIA DE 1918, cuyo aniversario se recuerda hoy) ratificaban -como hoy- el compromiso de generaciones de militantes universitarios con los principios de ese grito latinoamericano que recorrió el mundo. Como protagonista de aquellos años, pintando y pegando los carteles en los pasillos de la Casa de Cándido Pujato, ratifico hoy la validez de aquella afirmación un tanto ampulosa y quizás rebuscada. El Manifiesto Liminar de junio de 1918 se levantó contra la dominación monástica y, por tanto, dogmática de la conducción universitaria de la Corda Frates. Hoy la corda frates ha sido reemplazada por el relato único, la verdad histórica revelada que reniega de la construcción del conjunto y la reemplaza con la lectura única de los nuevos oficialismos. Hoy, los reformistas de ayer y del presente ratificamos nuestro compromiso con aquél Manifiesto aún a sabiendas de las limitaciones históricas de aquellos acontecimientos. Lo hacemos porque carecemos de la soberbia que otros detentan, que les permiten reescribir la historia a su gusto y placer. Lo hacemos porque hemos aprehendido que los saberes no se regalan, se conquistan y que el facilismo en el sistema educativo se mide con los fracasos de muchos en la Universidad. Ese fracaso que algunos pretenden presentar como el resultado de una concepción reformista que no sirve, en realidad se explica por los fracasos previos de un sistema educativo que predica la igualdad de oportunidades pero construye día a día la fragmentación social y la congela. Que invoca la igualdad de oportunidades y legaliza la movilidad social NO ASCENDENTE. Por eso, hoy como en 1918, "los dolores que quedan son las libertades que faltan". Por eso, una escuela que "hace como que enseña" es el primer obstáculo que debe removerse para que el ideario reformista se concrete en la Universidad. Los reformistas de 1918 miraban la Universidad. En estos tiempos se impone "leer" a la totalidad del sistema educativo. Hacerlo nos obliga a "mirar" como funcionan los tres Niveles previos: Inicial, Primaria y Secundaria". Si en ellos no se enseña a "pensar", los fracasos de la Universidad Nacional pública, reformista y cogobernada, se profundizarán. No alcanza con que la Universidad esté bien, si es que lo está: TODO EL SISTEMA EDUCATIVO DEBE FUNCIONAR ASEGURANDO ESOS SABERES NECESARIOS PARA QUE LA UNIVERSIDAD FUNCIONE A PLENO.

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