Por Rogelio Alaniz / Ezra Pound fue uno de los grandes poetas del siglo veinte y, a juzgar por la opinión de Hemingway y Fitzgerald, un amigo generoso. Sin embargo, creía en las bondades del fascismo y era un antisemita rabioso. ¿Cómo compaginar una cosa con la otra? ¿Cómo asumir que el hombre que en tiempos de Mussolini dirigía un programa de radio en la que justificaba las atrocidades del fascismo, al mismo tiempo escribía: “La aparición de esos rostros en la multitud; pétalos en una rosa oscura y húmeda”.
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