martes, 11 de marzo de 2025

SAM ALTMAN Y LA LEY DE MOORE PARA TODO

Por José Antonio Artusi

Sam Altman nació en Chicago el 22 de abril de 1985. Es el director ejecutivo de Open AI y está considerado uno de los principales impulsores del desarrollo de la inteligencia artificial. El 16 de marzo de 2021 publicó un breve artículo titulado “La ley de Moore para todo”. Quizás en un futuro ese texto sirva como hoja de ruta para el diseño de políticas públicas que podrían modelar un mejor futuro para los Estados Unidos, y para el mundo entero. A continuación, sólo se citan algunos párrafos de ese artículo:

“El software que puede pensar y aprender hará cada vez más del trabajo que hacen las personas hoy. Incluso más poder pasará del trabajo al capital. Si las políticas públicas no se adaptan en consecuencia, la mayoría de las personas terminarán en peor situación que hoy.

1. La revolución de la IA

El progreso tecnológico que logremos en los próximos 100 años será mucho mayor que todo lo que hemos logrado desde que controlamos el fuego e inventamos la rueda. Ya hemos construido sistemas de IA que pueden aprender y hacer cosas útiles. Todavía son primitivos, pero las tendencias son claras.

2. La ley de Moore para todo

Consideremos el ejemplo de los semiconductores y la ley de Moore: durante décadas, los chips se volvieron dos veces más potentes por el mismo precio aproximadamente cada dos años.

“La ley de Moore para todo” debería ser el grito de guerra de una generación cuyos miembros no pueden permitirse lo que quieren. Suena utópico, pero es algo que la tecnología puede ofrecer (y en algunos casos ya lo ha hecho).

3. Capitalismo para todos

El capitalismo es un poderoso motor de crecimiento económico porque recompensa a las personas por invertir en activos que generan valor a lo largo del tiempo, lo que es un sistema de incentivos eficaz para crear y distribuir ganancias tecnológicas. Pero el precio del progreso en el capitalismo es la desigualdad.

La forma tradicional de abordar la desigualdad ha sido gravar progresivamente los ingresos. Por diversas razones, eso no ha funcionado muy bien. Funcionará mucho, mucho peor en el futuro.

Por lo tanto, deberíamos centrarnos en gravar el capital en lugar del trabajo, y deberíamos utilizar estos impuestos como una oportunidad para distribuir directamente la propiedad y la riqueza a los ciudadanos. En otras palabras, la mejor manera de mejorar el capitalismo es permitir que todos se beneficien de él directamente como propietarios de acciones. No se trata de una idea nueva, pero será factible a medida que la IA se haga más poderosa, porque habrá mucha más riqueza disponible. Las dos fuentes principales de riqueza serán 1) las empresas, en particular las que utilizan la IA, y 2) la tierra, que tiene una oferta fija.

Podríamos hacer algo llamado el American Equity Fund. Se capitalizaría gravando a las empresas por encima de una determinada valoración con un 2,5% de su valor de mercado cada año, pagadero en acciones transferidas al fondo, y gravando con un 2,5% del valor de todas las tierras de propiedad privada, pagadero en dólares. Todos los ciudadanos mayores de 18 años recibirían una distribución anual, en dólares y acciones de la empresa, en sus cuentas. La gente tendría la libertad de utilizar el dinero como quisiera o necesitara: para mejorar la educación, la atención sanitaria, la vivienda, crear una empresa, lo que fuera.

Henry George, un economista político estadounidense, propuso la idea de un impuesto sobre el valor de la tierra a fines del siglo XIX. El concepto cuenta con un amplio apoyo de los economistas. El valor de la tierra aumenta debido al trabajo que la sociedad realiza a su alrededor: los efectos de red de las empresas que operan alrededor de un terreno, el transporte público que lo hace accesible y los restaurantes, cafeterías y acceso a la naturaleza cercanos que lo hacen deseable. Como el propietario del terreno no hizo todo ese trabajo, es justo que ese valor se comparta con la sociedad en general que sí lo hizo.

4. Implementación y resolución de problemas

La cantidad de riqueza disponible para capitalizar el American Equity Fund sería significativa. Hay alrededor de 50 billones de dólares en valor, medido por capitalización de mercado, solo en empresas estadounidenses.

También hay alrededor de 30 billones de dólares en tierras de propiedad privada en los Estados Unidos (sin contar las mejoras sobre la tierra). Supongamos que este valor también se duplicará aproximadamente durante la próxima década; esto es algo más rápido que la tasa histórica, pero a medida que el mundo realmente comience a comprender los cambios que causará la IA, el valor de la tierra, como uno de los pocos activos verdaderamente finitos, debería aumentar a un ritmo más rápido. Por supuesto, si aumentamos la carga impositiva sobre la tenencia de tierras, su valor disminuirá en relación con otros activos de inversión, lo que es bueno para la sociedad porque hace que un recurso fundamental sea más accesible y fomenta la inversión en lugar de la especulación.

Según el conjunto de supuestos anteriores (valores actuales, crecimiento futuro y la reducción del valor por el nuevo impuesto), dentro de una década cada uno de los 250 millones de adultos en Estados Unidos recibiría unos 13.500 dólares al año. Ese dividendo podría ser mucho mayor si la IA acelera el crecimiento, pero incluso si no lo es, 13.500 dólares tendrán un poder adquisitivo mucho mayor que ahora porque la tecnología habrá reducido en gran medida el costo de los bienes y servicios. Y ese poder adquisitivo efectivo aumentará drásticamente cada año. El sistema teóricamente óptimo sería gravar solo el valor del terreno, y no las mejoras construidas sobre él.

5. El cambio hacia el nuevo sistema

Los cambios que se avecinan son imparables. Si los aceptamos y planificamos, podemos utilizarlos para crear una sociedad mucho más justa, feliz y próspera. El futuro puede ser casi inimaginablemente grandioso”.

 

Publicado en el diario La Calle el 9 de marzo de 2025.

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