Por Daniel Tirso Fiorotto / Además de abrirse al capital multinacional genocida, Fernández viuda de Kirchner ha resuelto, al modo de los déspotas, no responder siquiera, no defenderse, ante las severísimas y fundadas denuncias sobre corrupción de su gobierno, de su familia, corrupción de ella y de su extinto esposo Néstor Kirchner en connivencia con empresarios amigos, los cuales se quedaron con las obras públicas, los campos y los bancos, incluido el banco que era del pueblo entrerriano.
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